Estudiantes, al final, no pudo tomarse desquite de la humillante derrota (0-5) que sufrió en febrero pasado en el estadio Arena do Jacaré, de Sete Lagoas. Ese muy buen equipo que es Cruzeiro, que anoche puso en cancha lo mejor que tiene, le volvió a ganar en forma incuestionable por 3 a 0, con conquistas, todas, de excelente generación y mucha mejor resolución.
El cierre del Grupo 7 de la Copa Libertadores encontró al Cruzeiro como único líder con 16 puntos (mejor primero), y a Estudiantes, que antes de este cotejo ya estaba clasificado, con 10 unidades, y espera rival para los octavos de final.
Thiago Ribeiro y Wallyson, en el primer tiempo, y Gilberto en el complemento le dieron la victoria al conjunto brasilero que fue ampliamente superior al alternativo de Estudiantes que puso en cancha Eduardo Berizzo.
Pero al margen de esa superioridad manifiesta, lo que anoche en el Estadio Ciudad de La Plata, primero sin lluvia y luego con ella, fueron los graves errores defensivos albirrojos, todos ellos capitalizados a fondo por la visita.
Los errores del fondo albirrojo y la facilidad para explotarlos de la ofensiva brasilera. Con este concepto se puede resumir lo que fue el primer tiempo, que se cerró con victoria 2-0 del Cruzeiro.
El primer tanto del equipo de Cuca arrancó con un error de Nelson Benítez, que explotó bien Wallyson para llegar al fondo por derecha, luego sacó un centro a la carrera que Thiago Ribeiro, entrando por el segundo palo, tocó a la red.
El segundo gol de ls visita partió de otro error garrafal, en este caso de Roncaglia sobre la izquierda. Intentó hacer un pase con un taco de derecha pero el balón le rebotó en la pierna izquierda. Demás está decir que la pelota le quedó servida a Wallyson que se fue hacia el área, no lo pudo cruzar Ré, rápidamente se corrió hacia el medio eludiendo con gambeta larga a Orión y después sí, con remate alto, clavó el 2-0 que coincidió con el cierre de la primera etapa.
Entre gol y gol, se vio a un equipo albirrojo que, con altibajos, intentó llevar la iniciativa. Que generó un par de situaciones muy claras para anotar vía Pereyra y Barrientos, especialmente, pero cada una de ellas las frustró ese buen arquero llamado Fabio.
Todo lo de Estudiantes resultó más esforzado, más peleado; mientras que lo del Cruzeiro fue práctico y contundente. Llegó dos veces y Orión tuvo que buscar la pelota en el fondo de la red. Es que en este nivel y ante un rival de la jerarquía del brasileño, cada error se paga muy caro, y esto quedó patentizado en los primeros 45 minutos en el Estadio Unico.
Salvo los arrestos de Barrientos, que no encontró un interlocutor válido, a el local le faltó volumen de juego, que suplió sí con entrega y esfuerzo pero le faltó ese plus como para marcarle diferencias en el juego y en el marcador al líder del Grupo 7.
En el complemento las cosas se mantuvieron tal cual. A partir del momento en que se desató una lluvia torrencial asomó la pujanza del local, que buscó casi con desesperación el gol del descuento, pero le faltó resolución en los últimos metros, más allá que chocó siempre con la seguridad del capitán Fabio.
Y el Cruzeiro, que siempre tuvo todo bajo control, en una soberbia jugada de contragolpe, que arrancó en su capitán que sacó largo desde su valla, a los 37', partió la corrida de Gilberto habilitado por Gil, que entró al área con total determinación, eludió primero a Fernández, después a Orión y después le dio forma a un verdadero golazo con remate recto al medio del arco.
Otra falla defensiva, o mejor, otro desacople del fondo albirrojo, ya que esa réplica lo tomó muy mal parado, terminó por cortar de raíz el intento albirrojo por acortar la diferencia
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